El ginseng es conocido desde milenios. Hasta hoy día se usa en la medicina popular en la China, el Japón y otros países de Lejano Oriente como medio para mejorar la calidad de vida y para longevidad.
Las propiedades curativas del ginseng residen en su raíz que crece a lo largo de 4-6 años. Recién después de este período, él acumula la suficiente cantidad de los llamados ginsenósidos – ingredientes de estructura y acción excepcionales que atribuyen el efecto curativo de la planta. Debido a su efecto fortalecedor general, la raíz es especialmente favorable en período de reconvalecencia y para la prevención de varias enfermedades.
Inmunidad debilitada
El ginseng estimula las funciones del sistema inmunológico. El complejo de ingredientes útiles aumenta la resistencia del organismo frente a los factores nocivos y normaliza los procesos dentro de él. El efecto inmuno-estimulador del ginseng se debe al hecho de que sus ingredientes biológicamente activos contribuyen a la formación de los llamados T-killer. Ellos son un tipo de células que destruyen los microorganismos ajenos que han penetrado en el cuerpo.
Cansancio y estrés
El ginseng es especialmente adecuado para el cansancio permanente y la tension, puesto que regula la emanación de las hormonas del estrés en el organismo. Al mismo tiempo, mantiene los órganos que sintetizan estas hormonas – pituitaria, hipotálamo, glándulas suprarrenales. El ginseng estimula la formación de las endorfinas, responsables del “buen humor”. También aumenta la concentración y aumenta la resistencia física.
Cáncer y diabetes
El ginseng ejerce un efecto benigno sobre la diabetes. Ha sido probado que los que padecen de diabetes consiguen reducir el nivel del azúcar en la sangre al haber ingerido 100-200 mg de ginseng por día. El también oprime el desarrollo de algunas células cancerosas. Los estudios señalan que los que toman ginseng bajo la forma de aditivo están expuestos a un riesgo dos veces menor de desarrollar una enfermedad cancerosa.
Problemas cardíacos
La raíz del ginseng se recomienda como aditivo en la terapia de varias enfermedades cardiovasculares. Es indicado para la insuficiencia cardíaca y para los defectos del corazón. Se recomienda como medio de reconvalecencia después de infarto y derrame cerebral, ya que mejora la actividad cardíaca y la de los vasos sanguíneos.
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